Es bien sabido que el deporte, ya sea
que se practique por salud, hobbie o de manera profesional, no solo es una
mezcla de actitud física sino también – y a veces más importante aún – de
estrategia; y como otras actividades que desarrollamos en nuestra vida muchas
veces nos pone frente a situaciones límite: embocar el balón en el arco, la
pelota en la canasta o derrotar al oponente en un ring de box.
Pero, ¿hasta donde debemos llegar para
conseguir nuestro objetivo? ¿Existen criterios éticos para alcanzar la
satisfacción que provoca el triunfo?
Esta es la pregunta que genera la
nueva publicidad de Puma, donde enfatiza liberar ese lado animal que todos
tenemos y colocarlo a disposición, cuando sea necesario, si es que queremos
lograr nuestros objetivos.
Me vienen a la mente situaciones como
las “mordidas” de Luis Suarez o Mike Tyson, o la vez en la que mi profesor de
Muay Thai impidió que dos oponentes se subieran al ring porque sabía que uno de
ellos estaba en desventaja física respecto al otro.
Es curioso como en el deporte se
permiten – y se alientan - estos distanciamientos de la razón, la principal
diferencia entre los seres humanos y los demás animales. Y llama la atención
porque muchas veces los fanáticos y seguidores dejan salir ese lado instintivo
cuando quieren defender a sus equipos del rival con consecuencias muchas veces
nefastas.
¿‘Loco’ David y ‘Cholo’ Payet dejaron
salir su instinto al lanzar del palco a Walter Oyarce? Si habláramos de dos
fieras intentando demostrar supremacía sobre otra pensaríamos: es la ley de la
naturaleza. Definitivamente creo que nadie querría ir a un estadio donde impere
dicha ley.
Quizás el publicista que ideó esta
campaña no pensó en la cadena de acontecimientos que puede inducir manifiestos tales,
que puede ir desde planear un ardid inofensivo para engañar al rival hasta
“plancharlo” en un partido de futbol hiriéndolo seriamente.
Creo que lo estimulante de ver y vivir
el deporte es justamente ganar con juego limpio y sobre todo saber perder.
Presenciar ese esfuerzo físico y mental con una base ética y moral de respeto
por el otro, porque si cosificamos al oponente como un mero medio para ganar a
costa de lo que sea, estaremos más cerca de los primates que de ser reconocidos
en la afición que practiquemos o disfrutemos. La historia nos demuestra que no
nos hará mejores.
Me quedo con un extracto de la
entrevista que le hicieron a Linda Lecca – Peruana campeona mundial de boxeo en
peso súper-mosca – cuando le preguntan en que siente haber crecido: “Mi
entrenador dice que he dejado de ser tan impulsiva. Que los golpes se dan pero
también se piensan”.
Nota: Esta columna la escribí para el curso de Etica en la Maestría de Marketing que estoy llevando :o).
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