sábado, 20 de diciembre de 2014

¿Vale todo?

Es bien sabido que el deporte, ya sea que se practique por salud, hobbie o de manera profesional, no solo es una mezcla de actitud física sino también – y a veces más importante aún – de estrategia; y como otras actividades que desarrollamos en nuestra vida muchas veces nos pone frente a situaciones límite: embocar el balón en el arco, la pelota en la canasta o derrotar al oponente en un ring de box.

Pero, ¿hasta donde debemos llegar para conseguir nuestro objetivo? ¿Existen criterios éticos para alcanzar la satisfacción que provoca el triunfo?


Esta es la pregunta que genera la nueva publicidad de Puma, donde enfatiza liberar ese lado animal que todos tenemos y colocarlo a disposición, cuando sea necesario, si es que queremos lograr nuestros objetivos.

Me vienen a la mente situaciones como las “mordidas” de Luis Suarez o Mike Tyson, o la vez en la que mi profesor de Muay Thai impidió que dos oponentes se subieran al ring porque sabía que uno de ellos estaba en desventaja física respecto al otro.

Es curioso como en el deporte se permiten – y se alientan - estos distanciamientos de la razón, la principal diferencia entre los seres humanos y los demás animales. Y llama la atención porque muchas veces los fanáticos y seguidores dejan salir ese lado instintivo cuando quieren defender a sus equipos del rival con consecuencias muchas veces nefastas.

¿‘Loco’ David y ‘Cholo’ Payet dejaron salir su instinto al lanzar del palco a Walter Oyarce? Si habláramos de dos fieras intentando demostrar supremacía sobre otra pensaríamos: es la ley de la naturaleza. Definitivamente creo que nadie querría ir a un estadio donde impere dicha ley.

Quizás el publicista que ideó esta campaña no pensó en la cadena de acontecimientos que puede inducir manifiestos tales, que puede ir desde planear un ardid inofensivo para engañar al rival hasta “plancharlo” en un partido de futbol hiriéndolo seriamente.

Creo que lo estimulante de ver y vivir el deporte es justamente ganar con juego limpio y sobre todo saber perder. Presenciar ese esfuerzo físico y mental con una base ética y moral de respeto por el otro, porque si cosificamos al oponente como un mero medio para ganar a costa de lo que sea, estaremos más cerca de los primates que de ser reconocidos en la afición que practiquemos o disfrutemos. La historia nos demuestra que no nos hará mejores.

Me quedo con un extracto de la entrevista que le hicieron a Linda Lecca – Peruana campeona mundial de boxeo en peso súper-mosca – cuando le preguntan en que siente haber crecido: “Mi entrenador dice que he dejado de ser tan impulsiva. Que los golpes se dan pero también se piensan”.

Nota: Esta columna la escribí para el curso de Etica en la Maestría de Marketing que estoy llevando :o).