jueves, 31 de mayo de 2012

Una historia de terror

Nota de la autora: Esta es una historia de ficcion, todos los personajes mencionados son imaginarios.

Era un día común y corriente en el aeropuerto, la van de la aerolínea la recogió como siempre. Por más que quiso no pudo dormir, dada la corta distancia que había entre su casa y el Aeropuerto.

---

Hacía poco que Susana había empezado a trabajar en el counter, antes había trabajado en atención al cliente pero siempre tuvo en mente trabajar en ese ambiente tan sofisticado donde podía practicar su ingles y otros idiomas de los turistas que por ahí pasaban.

Aunque espero trabajar en una gran aerolínea acepto el puesto que le ofrecieron en la naciente AeroStar ya que tenia vuelos nacionales e internacionales.

Pero no todo era felicidad en su nuevo trabajo, algunas aeromozas la miraban por encima del hombro y eso no le gustaba, por eso se esmeraba en su arreglo personal y en su manera de hablar, en especial cuando lo hacía en algún idioma diferente al español. Otro aspecto que le intranquilizaba eran los agentes de prevención de tráfico de drogas y de la DEA, que deambulaban de incognitos o con sus perros por todo el aeropuerto.
A veces le daba lástima cuando atrapaban a algún burrier, se imaginaba la situación difícil por la que – quizás – atravesaban para llegar al extremo de transportar droga, o lo inmaduros que tendrían que ser para pensar que ese era un camino “fácil” para obtener dinero.

Desde que empezó había visto desde los usuales burros que traen la droga escondida en la maleta – de las formas más ingeniosas -, los que ingieren capsulas de cocaína y que son traicionados por sus propios nervios hasta las personas que aunque inocentes despertaban las sospechas de las autoridades y terminaban con sus maletas destrozadas y los nervios aun mas crispados.

“Pero les reponen la maleta al menos”- le contaba a su esposo Camilo.

Una de las reglas más importantes – entre muchas otras - era que no se podía acercar ni antes ni después a ningún sospechoso, eso la podría perjudicar y hacer ver como cómplice, así que la cumplía al pie de la letra.

---

Pero ese día en especial no vio nada sospechoso en aquella mujer de cabello largo que sostenía a un niño pequeño en brazos, estaba dormido, aparentaba tener menos de un año y lo tenía tapado con una colchita celeste.

Si bien no se podía acercar, se entretuvo viéndola con detalle. Tenía el pelo bastante descuidado de un color casi cucaracha, su piel un poco pálida estaba marcada por ligeras arrugas, pero la más pronunciada era la que tenia entre las cejas. Traía un buzo celeste sintético y unas zapatillas blancas, casi nuevas. Su vuelo partia rumbo Madrid y estaba a quince minutos de perderlo.

“Debe renegar mucho o dormir poco, quizás por el niño”- pensó.

Los agentes le quitaron las valijas y las empezaron a revisar, sacaron todo pero no encontraron nada, destriparon las maletas esperando encontrar alguna superficie donde poder colocar el químico que cambiaria de color indicando que se trataba de clorhidrato de cocaína y nada.

Cansados de buscar en las maletas llamaron a un agente de la DEA que se acerco con un perro, a Susana le recordó al perro del programa de los 80’s “Tres por tres” entro muy amigable pero se fue directo a la maleta – guiado en parte por el agente encargado – luego, para sorpresa de todos se abalanzo sobre la señora y el niño.

Susana espero que el niño despertara, sin embargo solo se escuchaban los pedidos de la señora para que le quitaran al perro de encima, por nada del mundo soltaba al bebe que tenía en brazos.

“El instinto maternal”- pensó.

Pero al agente de la DEA le pareció extraño su comportamiento y el hecho de que el niño no se sobresaltara al sentir el peso del perro y los sonoros ladridos que emitió al acercarse.

“Señora deje al niño en la mesa.”

La mujer lo miro y con expresión resignada dejo al pequeño sobre la fría mesa de metal a la que la habían llevado para interrogarla y revisar sus cosas. El agente se acerco y destapo al niño que yacía como dormido.

Susana lamento haber gastado tanto en desayuno ese día en la cafeteria mas fashion del aeropuerto, lamento no haberse enfermado ese día y haber faltado, quizás así se hubiese evitado ver lo que vio y solo habría sido un chisme mas, uno truculento pero chisme al fin. No habría ninguna imagen asociada a el, pero no había nada que hacer.

El niño que aparentemente dormía en los brazos de su madre era el cadáver de un bebe de aproximadamente nueve meses, estaba de alguna forma disecado con una costura que iba desde el inicio del cuello y terminaba debajo del ombligo, lo habían usado de burro y estaba relleno de droga.

Salió del cuarto mareada y pálida, con unas ganas intensas de vomitar pero sobretodo con un deseo inmenso de sufrir de amnesia en ese instante y olvidarse de lo que había visto, pero no pudo. Necesito de un largo rato para recomponerse, pero finalmente lo logro, sin embargo la imagen se le quedo grabada de por vida.

Desde ese día Susana perdió un poco la fe en la humanidad, comenzó a creer que un pedazo del infierno estaba aquí en la tierra y que andaba esparciendo por todo el mundo sus blancas semillas.

Fin.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Dimelo todo, dimelo ya!